No hay duda que el entorno laboral propicia las relaciones entre los trabajadores. De la amistad se puede pasar a algo más: flirteo, sexo o incluso amor. Pero es difícil prever y controlar las consecuencias.
Es fácil entrar en el juego. Pasas más horas en el trabajo que en casa y el roce puede convertirse en cariño. Si además tienes problemas personales, tus colegas pueden convertirse en tu válvula de escape o en algo más. El entorno, lo prohibido, el riesgo, el morbo, la necesidad de volver a sentir algo, incrementan las ganas.
Pero es difícil tener un affaire en el trabajo y que se quede sólo en eso. Ten en cuenta que corres el riesgo de enamorarte o de que la aventura salga mal y tengas que seguir viéndole ¡cada día!?
Lo que sí se produce claramente es una relación indirecta, ya que desde el momento en el que un trabajador es feliz, sea por la razón que sea, repercute en su motivación, se incrementa la capacidad de generar buenas ideas, rendir más, mejora el clima laboral. Ya lo sabes, siempre que se trate de una relación positiva y no de una tortuosa aventura, tu productividad laboral puede mejorar notablemente .
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