En las parejas que llevan conviviendo un cierto tiempo cabe la posibilidad de que la rutina de lo diariamente establecido convierta la relación en una inercia carente de sorpresas. Existe la sensación de que ya está todo dicho, el sexo ha dejado de ser una novedad. Sin duda, el aburrimiento amenaza con convertirse en el tercer compañero de viaje.
Pero el aburrimiento se puede evitar. Como emoción negativa, nos lleva a percibir la vida vacía y sin sentido; como actitud personal, conduce al bloqueo mental y paraliza la posibilidad de emprender iniciativas para salir de una situación rutinaria.
Aunque hay personas con tendencia a convertir el aburrimiento en un estado de ánimo permanente, por lo general estar aburrido es una sensación esporádica, relacionada con la apatía y la pobreza de vida afectiva y social en un determinado momento.
Por ello, deviene fundamental combatirlo. Debes tener en cuenta que el aburrimiento es consecuencia de la motivación, o más bien de su falta. Si la motivación es interior, lo que mueve a la persona procede de su propio interior; si es exterior, los estímulos que nos movilizan proceden de las circunstancias que nos rodean.
Si hay motivación interior pero el entorno no favorece, el individuo se mueve a pesar de las circunstancias y con un cierto grado de dificultad, pero su esfuerzo por modificar el ámbito tiene muchas posibilidades de que con ello abandone la apatía. S
En cambio, cuando no existen ni la interior ni la exterior, la persona cae en la abulia, la apatía y la desmotivación. En definitiva, convive con el aburrimiento. En esa situación pueden surgir la fatiga y el desaliento para emprender la búsqueda de novedades.
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