Tomado de www.nytimes.com
En nuestra sociedad, tenemos muchos patrones y estrategias diferentes para superar una ruptura. Entendemos que la conexión emocional que hacemos con una pareja romántica es profunda, y lo que sentimos en la ruptura es universalmente reconocido. Por ello, recibimos toda una serie de reacciones compasivas intentando superar este trance emocional. Pero, ¿qué sucede cuando lo que estamos a punto de perder es uno de nuestros mejores amigos? Si bien esto puede ser igual de importante, existe una tendencia hacia la consideración social de un «vínculo desechable» y uno puede incluso sentir cierta incredulidad por parte de los demás si no acepta rápidamente la ruptura. amigo puede ser muy complicado, entre otras cosas, por la dificultad de no encontrar apoyo ante una pérdida que no todos pueden considerar traumática.
Plantilla número 2 de una carta para terminar una relación sentimental:
(Nombre de tu expareja que recibirá la carta)
Siento mucho las diferencias hemos tenido últimamente. Ahora debes arrepentirte como yo, así que te pido que me perdones. Nunca quise lastimarte, por eso creo que es mejor venir aquí.
Tu felicidad siempre será la mía. Escribo esta carta a pesar de que me duele perderte. Con mis palabras espero terminar nuestra relación, aunque el tiempo que compartimos siempre estará conmigo en mis recuerdos.
Sé que tendrás un futuro brillante y que esta oportunidad laboral que te aleja de mí es el primer paso de una larga lista de metas que alcanzarás. La separación me duele, pero me consuela saber que estás en un nuevo camino emocionante en tu carrera.
Diferentes etapas de las relaciones de pareja
Podemos enumerar diferentes etapas de las relaciones de pareja, pero nos podemos quedar con estas tres principales:
- El comienzo. El enamoramiento es la base de la gran mayoría de las relaciones. En esta fase la atención se centra en los aspectos comunes y, por lo general, apenas se perciben los aspectos que nos diferencian. En esta etapa evitamos los conflictos. Enamorarse es una emoción y por lo tanto tiende a la adicción.
- Convivencia. Cuando una pareja decide vivir junta, hay muchos hábitos y tareas que antes no compartían y que deben abordarse. Ahora cada uno empieza a mostrarse tal y como es y el encuentro se vuelve más real, pudiendo aparecer diferencias en la forma de resolver los conflictos.
- Niños. Con la llegada de un hijo se produce un nuevo cambio cualitativo. Las tareas se multiplican exponencialmente y la pareja debe unificar los criterios según la educación que pretendan darles.
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