Muchos piensan que las parejas mayores o de la tercera edad, no disfrutan del sexo y del placer. Se les asocia que están limitados y que dejan al amor sin objeto. Pero todo es un prejuicio.
Este desconocimiento lleva a la gente que envejece a enfrentarse con preguntas tales como: ¿disminuye la sexualidad con el tiempo? ¿Se vuelven menos activos o menos inquietos sexualmente?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que existen conductas donde la obtención del placer depende del funcionamiento de los órganos genitales (genitalidad). Pero hay otras excitaciones y erotismo que puede estar o no presente en la actividad genital.
La genitalidad es sólo una parte de la sexualidad. Podrá aumentar, disminuir, desplazarse, dando lugar a conductas que pasarán desapercibidas para un observador no advertido. Pero el deseo no se interrumpe nunca.
Entonces, a quienes soportan una disminución o desaparición de sus funciones genitales, no hay que pensar mal en ellos. Tengamos en cuenta que la erección, el coito y el orgasmo son hechos deseables pero no son los únicos necesarios para alcanzar placer.
Debemos saber que las caricias, los besos y otras formas de contacto corporal les resultan ser placenteros y son aspectos mucho más valorables en sus relaciones íntimas. Por ejemplo, las mujeres disfrutan de la práctica masturbatoria con su pareja y que es una actividad saludable que puede reducir los sentimientos de frustración y soledad.
Por lo tanto, es muy importante brindar educación sexual para resolver los obstáculos que los mitos y prejuicios de esta sociedad han generado, sobre todo, para que los que pasaron los sesenta años, lleven una vida más completa.
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